Alimentos del futuro

  • El espacio

    y la

    capacidad

    de almacenamiento en las naves son extremadamente limitados y enviar un solo gramo de comida al espacio puede costar miles de dólares.

  • Los

    vuelos

    espaciales

    exponen a los astronautas a un mayor estrés oxidativo y a niveles de radiación significativamente altos, por lo que el desarrollo de sistemas alimentarios integrados requiere ser optimizado.

  • Solein,

    es un

    polvo

    rico en proteínas que no requiere ni tierras de cultivo, ni luz solar; se cultiva a partir de la fermentación de Xanthobacter.

  • En el

    futuro,

    este proceso

    puede aplicarse a mayor escala, utilizando todo el hidrógeno, oxígeno y el CO₂ producidos por la tripulación y el sistema de soporte vital del hábitat.

  • Con una

    mayor

    eficiencia

    en el reciclaje de los recursos, la Estación Espacial Internacional podría autogestionar sus fuentes de alimentación para evitar las recargas de suministros desde la Tierra.

  • A diferencia

    de la

    Tierra,

    donde se utiliza una pizca de amoníaco como fuente de nitrógeno, en el espacio, la urea sirve como fuente de nitrógeno para la síntesis de proteínas.

  • El

    programa de

    exploración

    Terrae Novae agrupa las campañas de exploración de la ESA a la órbita terrestre baja, la Luna y Marte en un programa unificado que busca aportar contribuciones únicas a la sociedad.

  • Por

    otra

    parte,

    la NASA sigue explorando el uso de sistemas hidropónicos (cultivo sin tierra, usando soluciones nutritivas) en invernaderos espaciales con iluminación artificial y temperatura controlada.

  • Aunque

    las

    misiones

    larga duración buscan la producción local, la comida inicial se basa en alimentos liofilizados y termoestabilizados para garantizar una larga vida útil y seguridad alimentaria.