Alimentos del futuro
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El espacio
y la
capacidad
de almacenamiento en las naves son extremadamente limitados y enviar un solo gramo de comida al espacio puede costar miles de dólares.
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Los
vuelos
espaciales
exponen a los astronautas a un mayor estrés oxidativo y a niveles de radiación significativamente altos, por lo que el desarrollo de sistemas alimentarios integrados requiere ser optimizado.
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Solein,
es un
polvo
rico en proteínas que no requiere ni tierras de cultivo, ni luz solar; se cultiva a partir de la fermentación de Xanthobacter.
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En el
futuro,
este proceso
puede aplicarse a mayor escala, utilizando todo el hidrógeno, oxígeno y el CO₂ producidos por la tripulación y el sistema de soporte vital del hábitat.
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Con una
mayor
eficiencia
en el reciclaje de los recursos, la Estación Espacial Internacional podría autogestionar sus fuentes de alimentación para evitar las recargas de suministros desde la Tierra.
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A diferencia
de la
Tierra,
donde se utiliza una pizca de amoníaco como fuente de nitrógeno, en el espacio, la urea sirve como fuente de nitrógeno para la síntesis de proteínas.
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El
programa de
exploración
Terrae Novae agrupa las campañas de exploración de la ESA a la órbita terrestre baja, la Luna y Marte en un programa unificado que busca aportar contribuciones únicas a la sociedad.
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Por
otra
parte,
la NASA sigue explorando el uso de sistemas hidropónicos (cultivo sin tierra, usando soluciones nutritivas) en invernaderos espaciales con iluminación artificial y temperatura controlada.
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Aunque
las
misiones
larga duración buscan la producción local, la comida inicial se basa en alimentos liofilizados y termoestabilizados para garantizar una larga vida útil y seguridad alimentaria.