El sistema inmunitario es una pieza clave de nuestra supervivencia. Se compone de una compleja red de células, órganos y tejidos que trabajan conjuntamente para proteger al organismo de las infecciones. La genética es fundamental en su funcionamiento, pero su fortaleza también está determinada por factores no hereditarios. Los microrganismos a los que nos exponemos a lo largo de la vida, así como los factores relacionados con el estilo de vida, como el estrés (libera cortisol), el sueño, la dieta y el ejercicio, influyen en el desempeño de nuestra respuesta inmune.