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Olas de calor

Se trata de eventos climáticos extremos, episodios de temperaturas anormalmente altas que se mantienen durante varios días o incluso semanas. Cada año, su número aumenta.

El regreso de un pionero

Para que se registre una ola de calor, la tropósfera (capa de la atmósfera terrestre que está en contacto con la superficie de la Tierra), debe registrar una alta presión.

Si existen sequías, las olas de calor pueden intensificarse o durar más días por la interacción con la superficie de la atmósfera.

La variabilidad climática influye en la intensidad de estos fenómenos y la urbanización agrava el problema.

El umbral de registro dependerá de la temperatura máxima de una región. En la CDMX una ola de calor puede ser de 30º, en tanto que en Sonora podría ser de 50º.

El cambio climático aumenta las posibilidades de una ola de calor y los niveles de radiación ultravioleta en la superficie de la Tierra, por ejemplo, variando la cantidad de ozono y la nubosidad.

Con la alta concentración de contaminantes, aumentan paralelamente las contingencias.

En la actualidad entre 3,300 y 3,600 millones de personas viven en contextos que las hacen vulnerables a los impactos del cambio climático.

Este 2024, estamos experimentando temperaturas excepcionalmente altas desde antes del inicio de la primavera.

Las olas calor matan a miles de personas cada año y desencadenan eventos, como incendios forestales y fallas en las redes eléctricas.

Los golpes de calor y la deshidratación son importantes riesgos para la salud principalmente de ancianos y personas con enfermedades cardiovasculares.

Desde varias plataformas, cada centímetro de la Tierra es analizado para saber lo que sucede en tiempo y adelantarse a impactos diversos.

El sistema de modelado GEOS, utiliza complejas ecuaciones matemáticas para representar procesos físicos en la atmósfera.

Los científicos utilizan herramientas analíticas basadas en modelos a largo plazo para entender cómo las olas de calor están conectadas con el sistema climático cambiante.

Estas herramientas se combinan con observaciones meteorológicas para rastrear las olas de calor, que permite el análisis de las condiciones atmosféricas incluso en regiones remotas con observaciones limitadas.