De cualquier forma, la misión ya es histórica porque abre nuevas posibilidades de exploración espacial, mediante su objetivo principal: aterrizar en la Luna con una precisión de 100 metros, lo que supone un gran salto con respecto a distancias anteriores de unos pocos a decenas de kilómetros. SLIM utilizó tecnología de navegación basada en la visión, cuyo objetivo era tomar imágenes de la superficie mientras volaba sobre la Luna, y podía localizarse rápidamente comparando las imágenes con los mapas a bordo.