Los especialistas definen a una relación tóxica como un vínculo destructivo mediante el que se generan dinámicas que dañan el bienestar emocional, psicológico e incluso físico de uno o ambos miembros. Se caracterizan por la manipulación, el control, la falta de respeto y la dependencia emocional, y pueden darse en el ámbito de pareja, familiar o de amistad. Es común que quien ejerce actos de violencia culpabilice al otro.