La mayoría de las misiones que han recuperado rocas de la Luna han muestreado la superficie terrestre (la cara visible), que presenta menos cráteres y ha albergado mayor actividad volcánica; sin embargo, la Chang'e-6 aterrizó en la cara oculta, en el cráter más grande y profundo de la Luna: la Cuenca Aitken del Polo Sur, que abarca aproximadamente una cuarta parte de la superficie luna.