El equipo

de la

misión

TRACERS colaborará con otras misiones que estudian regiones y procesos complementarios, como la Misión Multiescala Magnetosférica (MMS) de la NASA que estudia la reconexión magnética desde el espacio.

Las

observaciones

de TRACERS

desde la órbita terrestre baja permitirán a los científicos comparar los resultados de varias misiones. Misiones lanzadas recientemente, como PUNCH y EZIE, también se encuentran en órbita baja, estudiando el viento solar y sus interacciones en la atmósfera terrestre.

TRACERS

fue diseñado

por

Craig Kletzing, investigador de la Universidad de Iowa fallecido hace dos años. Para honrar al también músico, dos uñetas de sus guitarras fueron fundidas en el material de las naves que integran la misión.

Actualmente

la misión

está

dirigida por David Miles en la Universidad de Iowa y gestionado por el Instituto de Investigación del Suroeste en San Antonio, Texas, así como la Oficina del Programa de Exploradores de Heliofísica de la NASA.

Comprender

esta

región y

los patrones del clima espacial es fundamental por su impacto en las herramientas tecnológicas, ya que los fenómenos meteorológicos espaciales pueden afectar nuestras redes eléctricas y satélites de comunicaciones.

Cada

satélite que

alberga

la misión es un poco más grande que una lavadora y está cargado con instrumentos clave para medir diferentes aspectos del plasma, un gas ionizado extremadamente caliente, y su interacción con la magnetosfera terrestre.

El clima

espacial

también

puede crear condiciones potencialmente peligrosas para los astronautas, pero también en tierra firme. El año pasado, una tormenta geomagnética afectó a las líneas eléctricas de alta tensión y obligó a los vuelos transatlánticos a cambiar de rumbo.