Optimización de recursos

La investigación liderada por un conjunto de instituciones afiliadas a Adapt Research, utilizó estudios previos para determinar los cultivos óptimos para plantar tras una catástrofe como una guerra nuclear, pandemias o tormentas solares. También fue considerado un metaestudio para agricultura realizado en sesenta ciudades alrededor del mundo. El objetivo era encontrar la manera más eficiente de alimentar a una persona utilizando la menor cantidad de tierra posible.

Los mejores cultivos

La referencia es una ciudad mediana de 90 mil habitantes y espacios verdes disponibles para cultivos, incluyendo parques, patios traseros y camellones. Con condiciones climáticas normales, los chicharos crecen bien en entornos de agricultura urbana, que minimiza la cantidad de tierra necesaria. Aportan nutrientes como vitaminas A y C, fibra, y proteínas. También ayudan a controlar el azúcar en la sangre, fortalecen el sistema inmunológico y cardiovascular.

Pequeños, pero nutritivos

En caso de una guerra nuclear u otros escenarios como la erupción de un supervolcán o el impacto de un gran asteroide, se bloquearía la luz solar, lo que provocaría temperaturas más bajas y dificultaría la fotosíntesis de las plantas. En este escenario, una combinación para optimizar los terrenos sería espinacas y betabel. En áreas aledañas a las urbes, una combinación de 97% de trigo y 3% de zanahorias es la proporción óptima durante un invierno nuclear por su tolerancia a las temperaturas más frías.

Opciones sin luz solar