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Un satélite legendario

Sacar de órbita los satélites al final de su vida y garantizar que vuelvan a entrar en la atmósfera de la Tierra es una herramienta fundamental para mantener las “autopistas espaciales” libres de satélites obsoletos, prevenir colisiones en órbita y mitigar la creación de más desechos espaciales. La misión terminó oficialmente hace una década, pero siguió generando datos y paulatinamente se fueron apagando sus instrumentos y se gastó el combustible restante para garantizar su regreso a la órbita terrestre.

Morir en casa

Se quemará una vez que su altitud haya disminuido en aproximadamente 80 km. Las proyecciones indican que esto podría suceder este 19 de febrero. Esto es casi 13 años después de las maniobras de desorbitación y dentro del plazo previsto. El satélite está bajo observación frecuente por un equipo de científicos en todo el mundo, pero debido a que la reentrada es "natural" y condicionada por la radiación solar, es imposible predecir el lugar exacto de su caída. Se cree que la mayoría de sus fragmentos más grandes caerán en el océano.

Proyección de su trayectoria

La iniciativa Espacio Limpio de la ESA coordina el desarrollo de nuevas tecnologías para misiones espaciales más sostenibles, incluido el diseño de artefactos y proyectos para reducir el riesgo en la Tierra causado por el reingreso de objetos. Los restos que caigan en la Tierra no contienen sustancias tóxicas. Comprender el impacto directo e indirecto de las actividades de la industria espacial en el clima de la Tierra también es de suma importancia para la utilización futura del espacio.

Espacio limpio