Las células involucradas en estos procesos son los llamados corpúsculos de Krause. Se trata de numerosas terminaciones nerviosas ubicadas justo debajo de la piel. Se descubrieron por primera vez en los genitales humanos hace más de 150 años, pero no se había investigado su función en la respuesta sexual humana, un poco por la temática, considerada tabú, pero también porque no se habían logrado estudios moleculares tan avanzados como en la actualidad.