Realidad fuera de control
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Los
microorganismos
tienen
un papel fundamental en el sistema climático, pues se encargan de impulsar los ciclos biogeoquímicos de nuestro planeta, es decir, son responsables de la emisión, captura y transformación de gases de efecto invernadero.
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Millones
de
microbios
controlan el destino del carbono en los ecosistemas terrestres y acuáticos. Desde los humanos hasta los corales, la mayoría de los organismos dependen de un microbioma que ayuda con nutrientes, defensa contra patógenos y otras funciones.
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El cambio
climático
puede
cambiar esta relación huésped-microbioma de beneficiosa a perjudicial. Por ejemplo, los eventos de blanqueamiento global de corales en curso, donde las relaciones simbióticas huésped-microbioma son reemplazadas por interacciones patógenas.
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Existen
muchos
ejemplos de
estrategias microbianas para revertir los efectos del cambio climático. Un ejemplo es el secuestro de carbono en suelos y océanos, mediante microorganismos. Las algas unicelulares y las cianobacterias de los océanos son responsables de la mitad de la captura del CO2.
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Un microbioma
del suelo
sano
es esencial para promover una agricultura sostenible, pues los microbios reciclan y equilibran los nutrientes para mantener estos ecosistemas activos.
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A pesar
de lo
prometedores
que son estos enfoques, todavía no se han adoptado ni implementado a gran escala de una manera segura y coordinada que integre la evaluación de riesgos y las consideraciones éticas, que son necesarias pero también factibles.
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Este
colectivo
de
sociedades científicas e instituciones solicita que la comunidad mundial y los gobiernos tomen medidas de emergencia inmediatas y decisivas, al tiempo que propone un marco claro y eficaz para implementar estas soluciones a gran escala.