hace más de tres mil millones de años ayudo a la evolución temprana de la vida al servir como "una bomba fertilizante gigante" para las bacterias y otros organismos unicelulares llamados arqueas.
Los
investigadores
evaluaron
los efectos del impacto de este meteorito utilizando evidencias de rocas antiguas en una región del noreste de Sudáfrica llamada Barberton Greenstone Belt.
Los científicos
encontraron
abundantes
señales de la firma geoquímica del material orgánico preservado, pero también de fósiles de esteras de bacterias marinas. Las evidencias mostraron que la vida floreció rápidamente después del impacto del meteorito.
En esa
época, la
Tierra era
una especie de mundo acuático, con una limitada aparición de volcanes y rocas continentales. En esencia, no había oxígeno gaseoso en la atmósfera ni en los océanos. Tampoco había células con núcleo.
En esa
época los
impactos de
cuerpos celestes eran más comunes.El meteorito era de un tipo llamado condrita carbonácea, rico en carbono y que también contiene fósforo. Su diámetro era de aproximadamente 37 a 58 kilómetros.
Desde hace
tiempo, las
características
mineralógicas de las condritas 'L' apuntaban a que todas ellas procedían de un único y enorme asteroide, de por lo menos 100 km de diámetro que impactó hace unos 470 millones de años.
La mayoría
de los
meteoritos de
los que se mantienen fragmentos en la Tierra en la actualidad son condritas 'ordinarias', rocas fundidas y con contenido metálico.
Los científicos
dividen a las
condritas en
dos clases, H y L: con alto y bajo contenido de hierro, respectivamente. Las características mineralógicas de las condritas 'L' apuntaban a que todas ellas procedían de un único y enorme asteroide.