de observaciones satelitales, aéreas, terrestres y desde la estación espacial, investigadores financiados por la NASA trabajan para comprender la evolución de los sistemas interconectados de la Tierra y descifrar los cambios naturales y los provocados por los humanos.
A solo
dos meses
del
lanzamiento de PACE, el más reciente satélite de observación de la Tierra de la NASA está proporcionando datos sobre el océano, la atmósfera y el clima.
El dióxido
de carbono,
el metano y otros gases, actúan como una manta, atrapando el calor y calentando el planeta. En respuesta, las temperaturas del aire y del océano de la Tierra se calientan.
Este calentamiento
afecta el
ciclo del agua, cambia los patrones climáticos y derrite el hielo terrestre, todos ellos impactos que pueden empeorar el clima extremo.
La Niña,
que provoca
temperaturas de la superficie del Pacífico muy frías, cambia los patrones climáticos a nivel global y esto favorece que se formen más ciclones tropicales en el Atlántico.
Según datos de
la Organización
Meteorológica Mundial,
existe un 66 % de probabilidades de que la temperatura media anual cercana a la superficie, entre 2023 y 2027, supere, en más de 1.5 °C, los niveles preindustriales durante al menos un año.