Los expertos han llegado a la conclusión de que el aumento de la temperatura por sí solo ya ha aumentado el potencial de transmisión global de Aedes aegypti en un 42,7% entre los años 1950 y 2020, y se espera que el impacto aumente aún más en el futuro. A medida que aumenta la cocirculación del virus, también aumentará el riesgo de infecciones secundarias y, con ello, también el riesgo de dengue más grave, hospitalizaciones y muertes.