de los animales bioluminiscentes utilizan la misma reacción química básica: una enzima, la luciferasa, añade oxígeno a un tipo de compuesto conocido como luciferina, produciendo luz.
La
capacidad
de estos organismos evolucionó alrededor de 100 veces distintas, aunque algunos grupos de animales que son predominantemente bioluminiscentes contienen algunos miembros "opacos".
En
la
actualidad,
los octocorales modernos habitan en una variedad de profundidades, pero sus ancestros ocuparon predominantemente las profundidades del océano, donde la capacidad de brillar les ayudaba a comunicarse.
Los
cientificos
plantean que es posible que la bioluminiscencia haya evolucionado inicialmente para proteger a las células del estrés oxidativo. Al principio, la emisión de luz pudo haber sido solo un subproducto.
Posteriormente,
los organismos descubrieron ventajas en la luz que generaban varias herramientas de supervivencia, como una especie de "alarma" para ahuyentar a posibles depredadores, entre otras cosas.
El
calamar
vampiro
acecha en la oscuridad. Está cubierto de órganos que producen luz llamados fotóforos, utilizados para crear un despliegue de luz para distraer a posibles atacantes.
Muchos
animales
de las profundidades con bioluminiscencia utilizan una forma de camuflaje denominada contrailuminación, en la que se vuelven menos visibles para los depredadores que nadan debajo de ellos.
Algunas
especies,
como el camarón pandálido de aguas profundas puede ‘vomitar’ luz desde las glándulas ubicadas cerca de su boca. Se cree que esto distrae a los depredadores y le permite al camarón escapar.
Algunos
animales,
como el rape, desarrollan bacterias bioluminiscentes en órganos luminosos especiales. En esta simbiosis, el pez le proporciona nutrientes a la bacteria y ésta le proporciona luz para atraer a su presa.