¿Nace o se hace?

El rendimiento deportivo es el resultado de la acción combinada de una serie de variables, unas externas, como son el entrenamiento, el medio ambiente y la nutrición; y otras internas, donde los principales componentes están representados por los genes y sus caracteres individuales heredables. Debido a las numerosas y complejas interacciones de los genes entre sí y con el ambiente es improbable que los científicos puedan "fabricar" campeones al alterar sus genes, pero si se pueden detectar y potenciar las capacidades.

Mitad y mitad

Desde el punto de vista del genotipo, de los 35 mil genes que tiene el ADN humano, actualmente más de 200 han mostrado alguna asociación con el rendimiento deportivo, tanto de resistencia como de potencia. Aquellos genes cuyas variantes se han asociado al rendimiento deportivo se pueden agrupar en dos grandes categorías: los que afectan a la estructura muscular y los que influyen en una función de tipo cardiorrespiratorio, donde se pueden ubicar los que afectan a la producción de energía y los que intervienen en diferentes procesos metabólicos.

Uno entre mil

Se estima que aproximadamente el 16% de la población mundial tiene una deficiencia genética en ACTN3, pero más que una desventaja, se trata de una ventaja. Numerosos estudios han demostrado una asociación significativa entre el genotipo de ACTN3 y el rendimiento de atletas de velocidad. Se sugiere que la presencia de α-actinina 3 tiene un efecto positivo en la generación de contracciones musculares potentes o "explosivas" que proporciona una ventaja evolutiva, debido al incremento de rendimiento de velocidad.

Una eficiente deficiencia