Con la lupa del James Webb

Hace justo un año los científicos preparaban la alineación de los espejos de lo que prometía ser el telescopio espacial más avanzado en la historia de la NASA; hoy sus conquistas son claras. El telescopio James Webb explora cada fase de la historia cósmica, desde dentro del Sistema Solar hasta las galaxias observables más distantes en el universo primitivo. En esta primera fase, ofrece nuevos datos sobre la historia de la distribución del agua en el Universo y la posibilidad de que este logre albergar un planeta similar a la Tierra.

Trabajando sin descanso

Un asteroide del tamaño aproximado del Coliseo de Roma, con entre 300 y 650 pies (100 a 200 metros) de longitud, fue detectado por un equipo internacional de astrónomos europeos utilizando el Telescopio Espacial James Webb de la NASA. Su proyecto utilizó datos del Instrumento de infrarrojo medio (MIRI). El cuerpo celeste es probablemente el más pequeño observado hasta la fecha por Webb y puede ser un ejemplo de un objeto que mide menos de 0,6 millas (1 kilómetro) de longitud dentro del cinturón principal de asteroides, ubicado entre Marte y Júpiter.

Roma en el espacio

El poderoso alcance de este instrumento ha permitido otro avance científico buscado durante mucho tiempo por los científicos del Sistema Solar que estudian los orígenes de la abundante agua de la Tierra. Usando el instrumento NIRSpec (Espectrógrafo de infrarrojo cercano) de Webb, los astrónomos han confirmado por primera vez que hay vapor de agua alrededor del cometa 238P/Read, ubicado en el cinturón principal de asteroides, lo que indica que el hielo de agua del sistema solar primordial se puede conservar en esa región.

Agua en un cometa