La composición del océano, o los nutrientes y la vida que sustenta, es lo que define el color de su agua. Puede tener un tinte marrón si está cargada de hojas muertas y sedimentos arrojados por los ríos, pero en otros lugares el mar muestra una gama que va desde el azul marino profundo hasta un tono más verde, y ahí es donde entra en juego el fitoplancton. El agua que tiene una mayor densidad de fitoplancton, como la de los trópicos, tiende a verse más verde; mientras que el agua con menos fitoplancton es más azul.