Ciencia e historia

Recientemente se realizó un ambicioso estudio sobre el origen de la obsidiana en la cultura mexica. El proyecto fue resultado de una colaboración entre el Templo Mayor (PTM) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la Universidad de Tulane, en Nueva Orleans, Estados Unidos. El análisis de alrededor de 800 objetos de obsidiana, publicado en Proceedings de la National Academy of Sciences, una de las revistas científicas más prestigiosas del mundo, muestra que los mexicas tenían más interacciones comerciales de lo que se pensaba.

Tesoros volcánicos

Los artefactos de obsidiana extraídos de contextos rituales y no rituales fueron datados entre 1375 y 1520. La obsidiana analizada en estos objetos crresponde a ocho lugares de distinta procedencia: Sierra de Pachuca, Tulancingo y Zacualtipán (Hidalgo), Otumba (Estado de México), Paredón (Puebla), Ucareo (Michoacán), El Paraíso (Querétaro) y Pico de Orizaba (Veracruz). Aunque los objetos procedían principalmente de la Sierra de Pachuca, probablemente por su obsidiana de color verde, el material aumentó su diversidad conforme creció el poder de Tenochtitlan.

Cronología histórica

La investigación que terminó este mes, duró dos años en concretarse. Consistió en la lectura de las muestras arqueológicas con un equipo de fluorescencia de rayos X portátil, de la Universidad de Tulane. Esta es una técnica no invasiva muy efectiva que ayuda a determinar la composición geoquímica de los objetos, mediante la emisión de rayos que interactúan con los átomos de la obsidiana para revelar su origen. Después, se analizaron muestras geológicas de distintos yacimientos como referencias y finalmente se realizó un análisis estadístico de la composición de los materiales.

Rayos X al rescate