Closet submarino

El arte de hilar "seda marina" es una tradición que proviene de los mechones con forma de barba de la almeja gigante (Pinna nobilis), pero su condición de especie en peligro de extinción ha dificultado mantener este recurso. Los científicos han recreado la legendaria tela utilizando restos de Atrina pectinata, una especie de almeja emparentada que se cultiva extensamente en Corea del Sur para su consumo. No solo encontraron una alternativa natural, también han identificado la estructura molecular de sus codiciados hilos dorados.

Seda marina

Hay especies igualmente valiosas para la industría textil, pero irremplazables. Tal es el caso del caracol púrpura (Plicopurpura pansa) de las costas de Oaxaca, un molusco que produce una secreción usada desde hace cientos de años por artesanos zapotecos, mixtecos y chontales para teñir hilos de forma tradicional. Este tinte, que se oxida del blanco a púrpura con la luz solar, es parte del patrimonio cultural que está bajo protección especial. Su aprovechamiento está restringido a los artesanos indígenas en una temporada que no afecte la reproducción del molusco.

Caracol púrpura

Por otra parte, uno de los materiales biológicos cada vez más utilizados es el agar extraído de algas como materia prima innovadora y fuente renovable. El material muy utilizado en la industria gastronómica, ahora es empleado como fuente de fibras textiles, similares al lino. Cada vez son más los diseñadores que empiezan a investigar y diseñar con agar-agar, creando diversos complementos como ropa, pulseras, correas de relojes, pendientes o zapatos deportivos.

Materia prima innovadora