Después del horror

Los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki fueron catastróficos, pero las investigaciones posteriores proporcionaron una enorme base de datos para el estudio de los efectos de la radiación ionizante en humanos. Las invesyigaciones realizadas en supervivientes y sus descendientes han revelado una serie de efectos a corto y largo plazo, incluyendo un aumento en la incidencia de cáncer, trastornos genéticos, efectos psicológicos y nuevos estudios genómicos.

Respuesta científica

La Fundación para la Investigación de los Efectos de la Radiación (RERF), financiada por EU y Japón ha realizado estudios de cohorte con miles de supervivientes, lo que ha proporcionado información crucial sobre los efectos de la radiación a largo plazo y ha permitido establecer estimaciones de riesgo; pero las investigaciones aún no terminan, pues siguen los estudios con la descendencia de la generación de afectados directamente por las bombas y también se realizan estudios genómicos con muestras biológicas.

EU y Japón después de la tragedia

Aún se investiga si la radiación puede dañar genéticamente a las generaciones posteriores, pero las preocupaciones en torno a las investigaciones de los supervivientes de Hiroshima y Nagasaki y su decendencia no solo resuenan entre otras personas expuestas a la radiación por las bombas lanzadas por EU a Japón, sino por todas las personas que tienen contacto con la radiación en diferentes contextos, como las víctimas de accidentes en centrales nucleares, los trabajadores de centrales eléctricas y los mineros de uranio.

Viejas y nuevas interrogantes