Desde el primero de enero de 2020, la OMS activó mecanismos de respuesta de emergencia y colaboró con organizaciones públicas, privadas, internacionales y no gubernamentales, instituciones académicas y de investigación, y otras para tratar de enfrentar el Covid-19 en todo el mundo. Esto incluyó medidas para reforzar la vigilancia; implementar estrategias y orientación para prevenir la propagación; mejorar diagnósticos y empezar a diseñar vacunas y medicamentos.

En marzo la pandemia tocó México con una respuesta gubernamental tibia y poco organizada que se tradujo en altas tasas de mortalidad. En su pico, en enero de 2021, los países notificaban alrededor de 100 mil muertes semanales relacionadas con el virus. El número de casos notificados alcanzó los 23.5 millones por semana a principios de 2022, cuando surgió la variante ómicron. Desde 2020, se han notificado a la OMS al menos 7 millones de muertes, aunque las estimaciones de mortalidad reales son al menos tres veces mayores.

Para los especialistas, aún queda por comprender y cuantificar el impacto total de la pandemia. El SARS-CoV-2 lleva más de cinco años en circulación y sigue evolucionando e infectando a personas, lo que provoca enfermedades graves y estados post-Covid (también llamados Covid prolongados o largos). Las tasas de vacunación descendieron abruptamente y aún muchos retos en investigación. Uno de ellos es entender la respuesta inmunitaria humana. Otro reto es entender las posibilidades con las que se podría gestar la próxima pandemia.