Hace diez años la OMS se fijó el objetivo de acabar con la epidemia de la tuberculosis para 2030, pero el tiempo pasó velozmente y la ambiciosa meta parece inalcanzable. Más de una decena de nuevas vacunas están sujetas a evaluación, pues la vacuna BCG ha demostrado ser efectiva para la población infantil durante más de un siglo, pero se requieren nuevos desarrollos para reducir la carga de la enfermedad en la población adulta.