La lucha contra la corrupción ha sido el principal estandarte del presidente Andrés Manuel López Obrador. Fue su más destacada propuesta de campaña y es la forma más sucinta con la que resume su administración. Gracias al combate a las transas y a las corruptelas del pasado, ha asegurado el mandatario, se han logrado ahorros significativos en la hacienda pública y con ellos se ha redistribuido el presupuesto de forma más justa y equitativa.
Pero esta cruzada por la honestidad, la ética e incluso la moral emprendida por el presidente no se refleja en buena parte de sus programas y acciones de gobierno. Los sistemas de corrupción se mantienen atados a la cosa pública y en algunos casos se han acentuado. No se salvan ni la atención a jóvenes, a migrantes, la operación del sistema bancario oficial e incluso el modelo de seguridad policial-militar.
La cruzada del presidente López Obrador tiene grietas cada vez más visibles.
Especial
CONTINUARExiste un mecanismo de desfalco a las cuentas de los usuarios. El modelo viene de años atrás, pero en este gobierno las quejas se han incrementado al doble.
La corporación policial-militar ha investigado mil 303 acusaciones de ciudadanos en contra de sus integrantes; todas se descartaron porque el quejoso no aportó las pruebas suficientes.
Ciudadanos presentan más de 150 quejas por irregularidades en Jóvenes Construyendo el Futuro; acusan usurpación de identidad, robo de datos personales, moches y retención de tarjetas bancarias.