Radiografía de la impunidad: Violencia sexual en los cuarteles

POR Zorayda Gallegos
9 DE JUNIO DE 2025    |    ESTE PROYECTO FUE APOYADO POR EL


Amparada en las barreras físicas, políticas y simbólicas que protegen las actividades de las fuerzas armadas en México, la violencia de naturaleza sexual que se ejerce en contra de las mujeres que forman parte del Ejército es poco conocida, extendida, estructural y goza de impunidad.

Regida por los principios de obediencia y subordinación, la vida cotidiana para muchas de las integrantes de la Secretaría de la Defensa Nacional adquiere tintes opresivos cuando se encuentran en una situación en que los jefes y mandos militares cometen agresiones sexuales en su contra.

Y aunque existe una cifra negra, los números oficiales son elocuentes: en los últimos 12 años la Fiscalía Militar ha abierto 525 investigaciones por violación, acoso, abuso y hostigamiento sexual. Pero la tasa de sentencias condenatorias es, al mismo tiempo, ínfima: sólo en tres de cada 100 casos las víctimas obtienen justicia.

Esa estadística se reduce cuando se trata de altos mandos: ninguno de las decenas de generales acusados ha sido sentenciado. O son absueltos o sus casos permanecen en el laberinto y limbo judicial durante años.

Esta investigación documenta la extensión y profundidad de la violencia sexual en el Ejército, la impunidad que la rodea y los argumentos con que los propios tribunales militares exoneran y justifican esos delitos, así como el acoso y la intimidación a las mujeres que deciden denunciar y presentar quejas a pesar de las múltiples trabas que la institución les pone.

La revisión hecha a 50 investigaciones del Órgano Interno de Control del Ejército, una veintena de expedientes judiciales, entrevistas con militares agredidas y las denuncias presentadas ante la Oficina para la Atención del Hostigamiento y Acoso Sexual (HAS) contenidas en los correos filtrados por el grupo hacktivista Guacamaya, delinean una institución marcada por un machismo que tolera y encubre la violencia contra las mujeres que forman parte de ella.

Ninguna de ellas está a salvo en los cuarteles.


*Se buscó a la Sedena para conocer su postura institucional ante las denuncias documentadas en esta investigación y también se buscó la contraparte de los militares mencionados a través de comunicación social, pero no hubo respuesta.

Testimonios


Adarely

Eugenia

Isabel

Martha

Naybeth

Investigaciones

PRIMERA PARTE

Generales sin castigo

Doce años de desoladora impunidad
 


SEGUNDA PARTE

Ninguna está a salvo en los cuarteles
 


TERCERA PARTE

La protección a la élite militar

El caso del general acusado de asaltar y violar a las reclutas


El proceso de investigación para este reportaje tuvo distintos desafíos. Lo más complicado fue lograr que mujeres militares víctimas de violencia sexual brindaran su testimonio. También se enfrentaron una serie de obstáculos para darle seguimiento judicial a los casos de los militares de alto rango acusados de delitos sexuales ante el secretismo que impera en las Fuerzas Armadas. 

Desde un inicio se contactó a una veintena de mujeres que denunciaron ser víctimas de algún tipo de violencia machista para solicitarles una entrevista. Aunque en al menos doce casos se sostuvo una conversación con ellas mediante correos electrónicos, mensajes de texto y redes sociales, finalmente solo seis accedieron a brindar sus testimonios, cinco de ellas de forma anónima. El resto simplemente dejó de contestar y otras se negaron a brindar una entrevista por temor a que pudieran estar intervenidas sus comunicaciones o miedo a ser identificadas y que se tomaran represalias en contra de ellas o sus familias.

Los seis testimonios fueron vitales para saber cómo opera la estructura jerárquica patriarcal para presionar, amenazar y silenciar a las mujeres que deciden denunciar los abusos cometidos contra ellas. También permitieron identificar los obstáculos que enfrentan en la búsqueda de justicia y las repercusiones que hay contra ellas una vez que alzan las voz para poner al descubierto a sus perpetradores.

En los casos de las seis entrevistadas sus testimonios fueron complementados con otros documentos, como escritos de denuncia que se enviaron a la oficina HAS, procedimientos disciplinarios ante el OIC, correos electrónicos enviados a distintas instancias solicitando atención, fotos de mensajes de chats, oficios de atención médica y psicológica, así como demandas de amparo, sentencias condenatorias y declaraciones ministeriales contenidas en expedientes judiciales. Parte de estos documentos se obtuvieron mediante solicitudes de transparencia y otros fueron localizados en Guacamaya.

La investigación también se sostiene en datos y documentos inéditos que fueron obtenidos por medio de la Ley de Acceso a la Información:

  • Estadísticas de las quejas y denuncias por acoso y hostigamiento sexual ante la Oficina para la Atención del Hostigamiento y Acoso Sexual que depende de la Dirección General de Derechos Humanos.
  • Estadísticas de los procedimientos disciplinarios ante el órgano interno de control (OIC) de la Sedena. 
  • Estadísticas de los militares implicados en indagatorias por delitos sexuales y los casos judicializados tramitados por la Fiscalía General de Justicia Militar.
  • Estadísticas sobre los expedientes con sentencias en los juzgados militares de control, los, los tribunales militares de juicio oral y el Tribunal Superior Militar.
  • Estadísticas y fallos de los juicios de amparo tramitados ante los diversos órganos jurisdiccionales del Poder Judicial de la Federación.

¿Cómo se obtuvieron las investigaciones en materia disciplinaria?

Se solicitaron versiones públicas de una parte de los escritos de las quejas y denuncias que dieron pie a procedimientos disciplinarios ante el órgano interno de control (OIC). En un principio, el OIC otorgó los documentos con la relatoría de los hechos denunciados tachando únicamente nombres de las víctimas y datos personales, pero posteriormente, ante nuevas solicitudes, se negó a entregar el resto de los escritos. Tras ganar diversos recursos de revisión ante el Instituto Nacional de Transparencia (INAI), donde se le ordenó a la Sedena entregar los archivos, ésta brindó documentos ilegibles. Ante esta traba, se decidió buscar dichos expedientes en la filtración de Guacamaya, donde se localizaron parte de las denuncias mediante la nomenclatura del procedimiento disciplinario que se había conseguido previamente mediante solicitudes de información.

Esta estrategia nos permitió hacernos de medio centenar de escritos de denuncias que llegaron al órgano interno de control y a la oficina HAS. La lectura de estos documentos nos permitió identificar diversos modus operandi, como amenazas para que desistieran de la denuncia o se dieran de baja de la institución. Se decidió utilizar algunos de estos para ejemplificar los actos de violencia sexual y machista a la que están expuestas las mujeres. Para no poner en mayor riesgo o vulnerabilidad a las denunciantes, se cuidó no aportar información que las hiciera identificables o resultara revictimizante. 

¿Cómo se obtuvieron los expedientes judiciales?

Se solicitó a diversas instancias de la Sedena, como la Fiscalía General de Justicia Militar, los juzgados militares de las diversas regiones del país, y al Tribunal de Justicia Militar, vía transparencia, los expedientes con los fallos judiciales de los militares implicados en indagatorias por delitos sexuales, pero la Sedena se negó a entregarlos. Ante ello, se emprendió la búsqueda de éstos en Guacamaya y se complementaron con la información obtenida de diversos juzgados y tribunales del Poder Judicial de la Federación, a donde llegaron decenas de casos que solicitaban la protección de la justicia mediante amparos.

La lectura de estas sentencias judiciales permitió detectar las dificultades que enfrentaron las víctimas en la búsqueda de justicia, como impedirles acudir al médico para certificar su estado de salud tras sufrir alguna agresión sexual y los argumentos sexistas que usaron los jueces militares para emitir fallos sin atender criterios apegados a la perspectiva de género.

Con la información estadística proporcionada se construyeron diversas bases de datos que permiten mostrar un panorama completo con datos inéditos de 2013 a 2024 sobre el proceso que siguen las denuncias en la vía administrativa y las carpetas de investigación en la vía penal. Además, la relatoría de los escritos de denuncias y los testimonios de las víctimas entrevistadas, revela un escenario desolador y poco conocido sobre la violencia machista en las distintas instalaciones militares, donde los perpetradores son en su mayoría los militares de mayor rango.

También revisamos el protocolo de atención que creó la Sedena para atender los casos de hostigamiento sexual. Se revisó el papel que juegan cada una de las instituciones encargadas de brindar apoyo a las víctimas. El análisis y las entrevistas nos permitieron identificar que no hay un procedimiento homologado, sino una fragmentación de responsabilidades que dificultan el acceso a la justicia.