Cambio de forma y tamaño de las flores en respuesta a las altas temperaturas, afectando la polinización y la reproducción.
Orientan sus hojas para recibir menos luz solar directa, lo que ayuda a reducir la temperatura de la superficie de la hoja.
Desarrollo de tallos y hojas con capas cerosas o vellosidades para reducir la pérdida de agua y reflejar la luz solar, disminuyendo la temperatura.
Son espacios de aire en las raíces y tallos para facilitar el transporte de oxígeno a las partes sumergidas de la planta.
En estrés hídrico, reducen su tasa de crecimiento o entran en un estado de letargo para conservar energía.
Se pueden activar genes específicos que ayudan a la planta a tolerar el estrés por inundaciones.
Desarrollan hojas más pequeñas y puntiagudas para minimizar la pérdida de agua a través de la transpiración.
Bastante resistente a la sequía y prospera en condiciones secas y cálidas.
Resistencia al anegamiento, con mayor capacidad para tolerar la falta de oxígeno en suelos inundados.
Plantas de zonas áridas suelen desarrollar raíces largas y profundas que les permiten acceder a aguas subterráneas.
Desarrollo de mecanismos para almacenar agua, como cerrar sus estomas (pequeños poros en las hojas), reduciendo así la pérdida de agua por transpiración.
La genómica comparativa estudia las similitudes y diferencias entre los genomas de diferentes especies.
Esta disciplina se apoya en herramientas computacionales para analizar secuencias genómicas.
Es una herramienta para entender cómo las plantas silvestres se adaptan a diferentes entornos.
Al comparar genomas, se puede identificar las vías metabólicas que confieren resistencia al clima.
Esto puede aplicarse para mejorar la resistencia de los cultivos a través del mejoramiento genético.