Los satélites gemelos de la misión TRACERS, cada uno un poco más grande que una lavadora, volarán en tándem, uno detrás del otro.
Al colocar los satélites gemelos TRACERS en una órbita heliosíncrona, siempre pasan por la cúspide polar del lado diurno de la Tierra.
Cada satélite alberga un conjunto de instrumentos para medir diferentes aspectos del plasma (un gas ionizado extremadamente caliente) y su interacción con la magnetósfera terrestre.
Se desplazarán en una órbita relativamente baja, a unos 587 kilómetros sobre la Tierra.
Los satélites se centrarán en un punto donde el campo magnético terrestre desciende hacia el suelo, en la cúspide polar norte.
La magnetosfera terrestre actúa como un escudo que desvía gran parte del viento solar.
Cuando el viento solar choca con este campo, se acumula energía.
Esta energía puede romper líneas del campo magnético, liberando partículas.
En los polos, las partículas entran y generan efectos visibles al chocar con gases.
Estos fenómenos alteran desde tecnología hasta las comunicaciones en la Tierra.