Las microdosis de psilocibina son subperceptuales, es decir, que cuando se ingieren no deben de sentirse efectos que comúnmente se buscan en las sustancias erróneamente llamadas “alucinógenas”, explica Eros Quintero, cofundador de la Sociedad Mexicana de la Psilocibina, conformada en 2019.

Esta presentación de psilocibina se ha vuelto una opción para las personas que no buscan tener experiencias psicodélicas o espirituales, aunque actualmente la investigación sigue en desarrollo, “sólo hay datos anecdóticos de personas que han usado las microdosis con fines terapéuticos", agrega el también activista.

También existen las macrodosis, las cuales, en una sola toma de mayor gramaje, las personas experimentan el poder y beneficios de los hongos medicinales.

Como Maximiliano Guerrero, un ciclista que desde joven fue medicado con antidepresivos, tuvo su primer acercamiento a los psicodélicos con una dosis de 1.5 gramos de la cepa Golden Teacher. En su trance dijo que experimentó un diálogo interno consigo mismo, “como si los hongos hubieran destapado heridas profundas que nunca se había dado cuenta que le lastimaban”.

Curiosamente durante un mes después de la primera macrodosis, notó mejoras en su salud mental, incluso dejó de tomar alcohol. Al vivir los beneficios, buscó las microdosis, que asegura, le dan más energía para practicar su deporte, y le han ayudado a limpiar su mente de pensamientos negativos.

La comunidad científica en el extranjero ha realizado investigaciones en torno a la medicina psicodélica, sobre todo de la psilocina y psilocibina, sustancias activas en los hongos psilocibes las cuales se han probado, principalmente, para reducir o eliminar los síntomas del trastorno depresivo mayor.

En 2020, investigadores de Johns Hopkins Medicine administraron dos dosis de psilocibina, acompañado de psicoterapia a personas con síntomas depresivos, “la mayoría de los participantes presentaron mejoría, y la mitad de quienes participaron en el estudio presentó disminución o desaparición de los síntomas en las cuatro semanas de seguimiento”, se lee en el reporte: “Eficacia y seguridad del tratamiento asistido con psilocibina para el trastorno depresivo mayor: seguimiento prospectivo de 12 meses”.

En México, los hongos psilocibes son considerados una droga, la única excepción de la prohibición, especificada en el Código Penal es para las comunidades indígenas, donde se realizan rituales con los hongos medicinales, conocimientos ancestrales que han sido un referente para los investigadores.

Esta prohibición de la psilocibina data de los años 70, cuando el presidente de Estados Unidos, Richard Nixon desató la lucha contra las drogas, razón por la que la psilocibina, la psilocina y los hongos psilocibes figuran en la Lista I del Convenio sobre Sustancias Psicotrópicas firmado en 1971 por la ONU, junto a otras sustancias como la heroína, la cocaína, y las anfetaminas.

A pesar de la ilegalidad, en internet es fácil encontrar información sobre los métodos, que de acuerdo con los primeros estudios en el extranjero, tienen el potencial de ser una alternativa para los pacientes que consumen antidepresivos recetados por psiquiatras de manera convencional, y que ya no les funcionan.

Incluso en Netflix se puede encontrar la serie Fantastic Fungi, donde aparece el famoso micólogo Paul Stamets, quien propuso un protocolo para consumir la psilocibina. Los usuarios con los que platicamos nos compartieron que este modelo de consumo es el que más comparten cuando adquieren un frasco de microdosis.

La terapia consiste en tomar las cápsulas de psilocibina un día sí, dos no, es decir, cada cuatro días, durante un mes. Los usuarios afirman que los hongos no son mágicos, no basta con la simple toma para notar cambios, es necesario tener acompañamiento psicológico.

Regina Rayek, psicóloga y terapeuta psicodélica certificada por el California Institute of Integral Studies de Estados Unidos ofrece en Instagram este tipo de terapia para las personas que ya han consumido psilocibina con fines terapéuticos. Señala que es importante que el uso de la sustancia sea intencionado, que los pacientes estén acompañados y se realice en un entorno controlado, previo a eso, recomienda prepararse para que la experiencia sea lo menos riesgosa posible y evitar lo que se conoce como un -malviaje -.

A este proceso se le conoce como el set and setting:

Parte del Set, explica, “es trabajar con herramientas como la respiración para poder navegar en estados no ordinarios de conciencia de una mejor manera. Y el setting, que es el espacio en donde se lleva a cabo la terapia y que exista el acompañamiento de un terapeuta durante la experiencia.”

“Cuando se utiliza el set and setting correcto, la probabilidad de tener una mala experiencia o desafiante disminuye considerablemente”, explica la terapeuta psicodélica.

Aunque no existe un protocolo oficial para poder llevar a cabo terapias con psicodélicos, parte de la preparación incluye conocer las exclusiones, porque no todos podríamos ser candidatos para consumir este tipo de sustancias.

El médico psiquiatra, Raúl Escamilla Orozco, subdirector de Consulta Externa del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz, (INPRFN) explica qué pacientes no son aptos para el uso terapéutico de la psilocibina:

“Desde el punto de vista psiquiátrico, los pacientes con psicosis, esquizofrenia o cualquier trastorno dentro del espectro de la psicosis delirante, pacientes con trastorno bipolar que tengan antecedente de cuadros de manía o hipomanía, que tengan algún trastorno de personalidad grave de nivel muy elevado. No podemos descartar también a aquellos que puedan tener predisposición genética a alguna patología psiquiátrica como esquizofrenia o trastorno bipolar. Y pacientes que están bajo tratamiento farmacológico con psicotrópicos, antidepresivos, particularmente los inhibidores selectivos de la recaptura de serotonina”.

En el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz, un grupo de profesionales, entre ellos el doctor Raúl Escamilla y la doctora Eva González Trujano, responsable del laboratorio de neurofarmacología de productos naturales, propusieronuna investigación sobre la psilocibina para estudiar la eficacia y seguridad con fines clínicos. La primera fase se realizó con ratones:

En el estudio piloto, los ratones recibieron un extracto acuoso de la psilocibina o el hongo completo, específicamente de la especie psilocybe cubensis, endémica de México, para conocer los efectos que pueden causar en una situación de depresión y de ansiedad, los investigadores observaron en ambos casos la disminución significativa de la ansiedad y depresión, aunque faltan más evidencias científicas para concluir.

“También se evalúa el grado de toxicidad, hablando sobre seguridad, por los efectos adversos que se puedan presentar la sustancia”, explica el doctor Raúl Escamilla sobre la evaluación de la toxicidad aguda y de las actividades antidepresivas y ansiolíticas del hongo Psilocybe cubensis en modelos experimentales en ratones.

La psilocibina que finalmente se convierte en psilocina cuando se consume, tiene una estructura química muy parecida a la serotonina y actúa en receptores de este compuesto neurotransmisor para generar cambios en beneficio del cerebro de un paciente con ansiedad, depresión o incluso con dolor, explica la doctora Eva González.

Esta acción podría ser la que genera la experiencia alucinógena de una persona que consume macrodosis de hongos, de acuerdo con reportes de la National Institute on Drug Abuse.

Para la segunda etapa del estudio se espera que pueda ser probado en sujetos sanos para conocer los alcances terapéuticos y eventualmente en la parte clínica a una población de pacientes para probarlo como una alternativa terapéutica para el trastorno depresivo mayor.

“Necesitamos el recurso para infraestructura, los permisos de nuestras autoridades porque sabemos que el uso de los hongos está en un nivel de restricción, justo para proteger a la población, pero quizás se deba tener un poco de menos restricción para la parte científica”, asegura la doctora Eva González Trujano.

En la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la investigación de los hongos comenzó en 1947, a pesar de que el Reino Fungi es el segundo grupo más grande, después de los insectos, el conocimiento de estos en la actualidad es tan sólo del 10% de todo lo que hay en el planeta, asegura Elvira Aguirre Acosta, micóloga del Instituto de Biología de la UNAM a cargo de la colección de hongos macroscópicos.

El doctor Teófilo Herrera fue uno de los primeros en probar los hongos psilocibios en una ceremonia en Huautla de Jiménez, Oaxaca, con la reconocida curandera María Sabina, además publicó su experiencia sobre la ingesta de hongos, e hizo un aislamiento de micelio de hongos para poder cultivarlos en el laboratorio de la Universidad.

La micóloga considera que se tiene que reconsiderar la categorización de los hongos como una “droga”, y pide a las autoridades que den el apoyo para realizar investigaciones sobre las sustancias para que se puedan utilizar en la cura de enfermedades.

Esta prohibición es insostenible en la actualidad, debido a que en el extranjero ya hay investigaciones específicas que refutan varios puntos de su clasificación. “De hecho de ahí surge la solicitud de revisar el estatus de la prohibición en México”, asegura Eros Quintero, fundador de la Sociedad Mexicana de la Psilocibina, conformada en 2019.

En la LXV Legislatura del Congreso de la Unión, la senadora Alejandra Lagunes propuso reformar la ley general de salud para que se fomente la investigación del uso terapéutico de enteógenos y usos médicos de psicotrópicos. Esta iniciativa, explica, “nace frente a la gran necesidad que hay en el mundo de innovar en tratamientos y terapias para tratar la salud mental”.

“La comunidad científica y médica ha expresado que existe una urgente necesidad de opciones, los psiquiatras, la comunidad médica están frente a un gran reto de crisis de salud mental, se están enfrentando a millones de personas que ya no reaccionan a los fármacos modernos”.

Con la iniciativa se busca beneficiar a la comunidad científica que desea investigar estas sustancias que actualmente están prohibidas y, por otro lado, desarrollar un nuevo campo en la medicina, llamado, “psicodélico”.

Sin embargo, la Legislatura culmina este 31 de agosto de 2024, y la senadora Lagunes confía que la próxima asamblea legislativa retome la iniciativa, porque, afirma, “cada vez más países están regulando los hongos psilocibes para beneficio de la salud”.

El médico psiquiatra, Raúl Escamilla Orozco, subdirector de Consulta Externa en el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz, (INPRFN) señala que es importante dar apertura a las investigaciones en México, porque hasta ahora sólo es testimonial, no se han podido realizar estudios experimentales clínicos debido a que la Ley lo prohíbe.

“A comparación de Norteamérica, Europa, Canadá y Australia, nuestro país se encuentra rezagado en la realización de estudios, aun cuando es un ritual que se ha dado a conocer a través de nuestra cultura, de los mazatecos, María Sabina, Huautla de Jiménez”, expresa el psiquiatra Escamilla Orozco.

La realidad es que los pacientes que ya comenzaron a consumir la psilocibina, lo hacen bajo su propio riesgo, explica la usuaria de microdosis Irais, “las investigaciones que he leído dicen que no se ha testeado en tantas personas, y aunque la mayoría de resultados son positivos, siempre al final dicen que consumirlas es a consideración de quien lo va a hacer”.

Además los hongos pueden cultivarse con facilidad. Un ingeniero en agricultura sustentable, al que llamaremos Ricardo, por seguridad, comenzó como consumidor, viajó a Huautla de Jiménez Oaxaca varias veces para vivir la “experiencia psicodélica”, y eso despertó su curiosidad para buscar tutoriales e información para poder cultivar hongos.

Después de cinco años de práctica, investigar con otros ingenieros, invertir dinero en cepas e insumos como maíz palomero, fibra de coco, cajas de plástico, ollas y más, logró cosechar varias cepas. Los usuarios que compran sus productos han llegado a él por recomendaciones.

“La gente también sabe que hay otras medidas para ayudarnos, no solo con medicamentos. Están ocupando los hongos para tratar adicciones, depresión y ansiedad. [...] Si tengo a un amigo que le interesa le pregunto si ya ha tenido antes acercamiento con los hongos, porque de no ser así le recomiendo que no lo hagan o que vayan a la Sierra primero para que lo hagan guiados por un especialista”, explica el productor de hongos psilocibes.

Respecto al escenario actual de los hongos psilocibes, la senadora Alejandra Lagunes considera que es urgente que la sustancia se regularice y tenga los controles necesarios, debido a que muchas personas “no preparadas” podrían estar dando sesiones con esta sustancia. “Hay gente que los está consumiendo sin saber si están siendo mezclados con otras sustancias, lo cual pone en riesgo la salud pública y la autoridad no sabe realmente cómo perseguir esto”, explica.

En tanto, el activista Eros Quintero señala que los contextos en los que se deben tomar los hongos psilocibes, deben ser “controlados”, porque si no son los adecuados podría derivar en “accidentes o en situaciones difíciles que dificulten todo el proceso de una posible despenalización para que la comunidad científica en México pueda investigar”.

Además de que el usuario podría ponerse en riesgo, la psicoterapeuta Regina Rayek describe un ejemplo: “si un joven compró un Chocohongo para consumirlo en un festival de música, sin saber de dónde proviene o qué contiene o si desconoce su historial médico familiar, eso también puede contribuir a que el riesgo sea mayor”.

Incluso los autocultivos podrían ser problemáticos porque no se sabe si las concentraciones pueden ser variables, por esa razón el doctor Raúl Escamilla y la doctora Eva González enfatizan que hacen falta los estudios clínicos para saber qué rangos de dosis que pueden tener y cuál es la que un paciente puede requerir porque no todos podrían necesitar la misma dosis.

Más allá de la visión prohibicionista, los profesionales buscan que las instituciones gubernamentales den los apoyos para estudiar en nuestra sociedad el uso eficaz y seguro de una medicina prometedora, así como reforzar la información con fines educativos para que la población no caiga en un consumo problemático de las sustancias psicoactivas.

Este trabajo es estrictamente periodístico, si consideras que sufres depresión y/o ansiedad, consulta a un profesional de la salud.

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PRIMERA PARTE

HONGOS SAGRADOS:

De medicina ancestral al turismo psicodélico