El sistema electoral estadounidense es complejo. Y la votación presidencial, indirecta. Aunque ese día los estadounidenses votarán por Kamala Harris o por Donald Trump, el voto que cuenta es electoral.

El Colegio Electoral es el proceso por el que los estados y el Distrito de Columbia eligen al presidente de Estados Unidos. Cada estado está representado por un número de electores igual al de su delegación en el Congreso (dependiendo de su tamaño, población, entre otras cosas). Hay 538 electores en total. Para ganar el Colegio Electoral, un candidato debe obtener la mayoría -al menos 270- de los votos electorales.

Para estas elecciones, 13 estados ganaron o perdieron votos electorales tras el censo de 2020

Si en un estado gana Trump, se lleva los votos electorales de dicho estado. Pero no siempre se lleva todos. En algunos casos, los estados determinan que se lleva una parte proporcional.

Así, aunque un candidato gane más votos populares, si el estado donde ganó tiene menos votos electorales, puede perder ante su rival.

Es lo que ocurrió en 2016, cuando la demócrata Hillary Clinton obtuvo 2.8 millones de votos populares más que el republicano Donald Trump. Sin embargo, éste ganó en estados con más votos electorales y consiguió el triunfo.

Así, aunque la noche del 5 de noviembre, o en los días subsecuentes, se conozca el nombre de quién ganó la presidencia, no será sino hasta el 17 de diciembre que el Colegio Electoral se reúna para emitir sus votos para presidente y vicepresidente.

El 6 de enero de 2025, el Congreso se reunirá para certificar el triunfo del ganador o ganadora. Fue en esa fecha, de 2021, que Trump arengó a la multitud para impedir que certificara la victoria de Joe Biden, ante quien perdió en las elecciones de 2020.

El 20 de enero de 2025, asumirá el nuevo gobierno.