Texto: Emilio Godoy
La escasez de agua derivada del acaparamiento por actividades agrícolas, industriales e inmobiliarias y la sequía provocada por la crisis climática suscitan inquietud, debido a que la producción de microchips demanda grandes volúmenes del líquido.
Al 15 de julio, prácticamente todo el país sufría algún grado de sequía, y en el norte varias zonas experimentaron estiaje de anormal a severo, acorde con el Monitor de Sequía de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
El gobierno pretende que las empresas se instalen en el sur y sureste del país, en un intento por atraer inversión y generar trabajo en esas zonas, como el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec que conectará Oaxaca con Veracruz mediante carreteras y un tren. Pero un obstáculo radica en la logística para el traslado de los productos hacia el mercado estadounidense, el imán para las corporaciones interesadas, y la falta de trabajadores capacitados.
Casos recientes muestran las dificultades de esos procesos. La estadounidense Tesla, que fabrica autos eléctricos, eligió Nuevo León para la construcción de su fábrica, a pesar de los deseos del presidente Andrés Manuel López Obrador de que lo hicieran en el sur. La crítica que hacía el presidente era la falta de agua.
Además, tras un proceso de protesta social, la cervecera estadounidense Constellation Brands cambió la sede de su fábrica de Mexicali, Baja California, a Veracruz debido a la falta del recurso y su mayor disposición en el sureste.
En esencia, los microprocesadores están elaborados de silicio, y contienen pequeños gramajes de aluminio, cobre y tantalio, y necesitan de grandes volúmenes de agua para su limpieza y así evitar su contaminación, según datos de las propias empresas. El proceso redunda en la generación de agua contaminada que requiere de tratamiento.
De los que hay de varios tipos, procesan información dentro de la mayoría de las computadoras y dan instrucciones para su funcionamiento. Algunos almacenan datos, otros convierten señales análogas y digitales, mientras que los más avanzados operan en automóviles y misiles.
Úrsula Oswald, investigadora del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la Universidad Nacional Autónoma de México, plantea una revisión integral de los permisos y usos hídricos.
En el norte “tenemos un problema, porque tenemos mano de obra y no hay agua. Y donde hay agua (en el sur), hay rezago educativo. Para meter industrias contaminantes donde hay agua abundante, hay que pensar en serio en varios procesos a la hora de usar agua para estas industrias, hay que ver qué contaminantes generan. Y allí está otro problema, el reciclaje. ¿Qué tipo de saneamiento usar, cuál es eficiente y económico?”, analiza en entrevista.
Uno de los proyectos más ambiciosos de este gobierno es el llamado “Plan Sonora”, que promueve la fabricación de microprocesadores, la construcción de plantas de generación solar, licuefacción de gas y el ensamble de automóviles eléctricos.
El estado fronterizo tiene severos problemas de agua, tanto así que hace unos años tuvieron que construir el Acueducto Independencia, que moviliza líquido del sur del estado a la capital Hermosillo. La infraestructura generó un problema social porque los yaquis acusaron despojo de agua.
El Plan Sonora, junto con el transístmico, han sido proyectos destacados por diplomáticos de la Unión Europea.
La característica fundamental del plan es que está diseñado con el objetivo de ser replicado en otros estados del país, particularmente en los estados fronterizos - dijo a principio de año el gobernador Alfonso Durazo en Puerto Peñasco, Sonora, durante la presentación del plan ante embajadores.
Qué sentido tiene, me pregunto yo, fabricar vehículos eléctricos en el sur del país, cuando todos los materiales imprescindibles se encuentran aquí en el estado de Sonora.
Como lo demuestran casos en otros países, la producción de microprocesadores requiere de mucha agua. La fabricación de las piezas también demanda altas cantidades de energía debido a la operación de filtros y bombas, y el proceso se vuelve más rápido y barato si se usa agua de calidad desde el inicio.
La planta de Taiwan Semiconductor Manufacturing Company Limited (TSMC), una de las mayores fabricantes de los dispositivos en esa isla asiática utilizó 63 mil millones de litros en 2019, equivalentes a 222 días de uso en esa nación y lo que ocasionó roces con los agricultores, como lo reportó The New York Times en abril de ese año.
Sergio Müller, promotor del uso adecuado del agua e integrante de la organización Caminantes del Desierto, cuestiona la planeación de estos proyectos.
“Hay una incongruencia al respecto porque el presidente ha dicho que va a prohibir industrias que requieren mucha agua, pero por logística tiene más sentido que se instalen cerca de la frontera. En Sonora, el estrés hídrico en la cuenca del río San Pedro va a aumentar y eso no lo hace sostenible a largo plazo. Se apuesta por acciones que no van a generar agua como reforestación o conservación de áreas naturales, sino todo lo contrario”, critica el activista, cuya organización trabaja por la protección de áreas naturales protegidas en Sonora.
En su criterio, las iniciativas carecen de lógica porque su sostenibilidad es muy cuestionable.
Estas nuevas industrias tecnológicas demandan recursos y obras, como trenes y carreteras, y conllevan pérdidas de biodiversidad. Es un montón de impactos. Se invierte en represas y bombardeo de nubes, pero el problema de raíz ahí sigue, - reclama.
Desde 2022, los gobiernos de Canadá, Estados Unidos y México fomentan la relocalización de empresas (nearshoring) para atender el mercado estadounidense y construir una cadena de aprovisionamiento más accesible, ante las dificultades registradas en la pandemia por la falta de oferta de microcircuitos.
Los tres países acordaron en enero pasado la coordinación de inversión en el sector durante la Cumbre de Líderes de América del Norte, que incluye el mapeo de oportunidades de instalación de fábricas para romper la dependencia de China, origen de una porción importante de los microchips. Seis empresas de ese país, así como de Corea del Sur, Estados Unidos, Países Bajos, Singapur y Taiwán dominan el mercado mundial.
En junio llegó a México una misión de 20 empresas, tres asociaciones y un centro de investigación de los sectores eléctrico, microchips y tarjetas de circuitos impresos (PCB, en inglés) de Taiwán para analizar oportunidades de inversión. El grupo, entre quienes se contaban representantes de las compañías Foxconn, Unimicron, Invetec y Pegatron, visitó Chihuahua, Hidalgo y Puebla. Pero estos sitios presentan problemas hídricos, como tantos otros en el país.
Hon Hai Precision Industry Co., Ltd., conocida como Foxconn, es el mayor fabricante de componentes electrónicos a nivel mundial y produce dispositivos como iPhone, iPad, PlayStation y las cámaras GoPro.
En julio, el 75% del territorio nacional sufría de algún grado de sequía, desde porciones anormalmente secas hasta zonas de estiaje extremo, todo influenciado por las consecuencias de la emergencia climática.
Chihuahua posee 61 acuíferos, de los cuales 42 padecen déficit, que significa que la extracción supera a la recarga, según datos de Conagua. Entre ellos figuran los de Conejos-Médanos, Samalayuca y Valle de Juárez, que proveen de líquido a Ciudad Juárez, sede de muchas maquilas de exportación.
Al 30 de junio, Conagua reportó que las presas Las Lajas, El Tintero y Abraham González, en Chihuahua, y Tenango y La Soledad, en Puebla, estaban por debajo de la mitad de su capacidad.
Hidalgo tiene 21 acuíferos, de los cuales tres exhiben déficit, entre ellos los de Tepeji del Río y Tulancingo (sede de recintos industriales). Mientras, Puebla, donde operan varias armadoras automotrices, cuenta con seis acuíferos y uno presenta déficit.
Una opción puede ser el uso de agua tratada, pero no resuelve el fondo del problema de la provisión de agua y la traba persiste en la competencia del consumo industrial frente a otras necesidades.
El agua tratada puede destinarse a riego agrícola, jardinería, usos domésticos e industriales, y ayuda a la recarga de los acuíferos.
En 2021, en México funcionaban 2 mil 872 plantas para el reúso del agua, un incremento de tres por ciento frente al año previo, con una capacidad instalada de 198 mil 603 litros por segundo (l/s) y un caudal tratado de 145 mil 341 l/s; apenas 0.5 por ciento por encima del nivel de 2020, según estadísticas de Conagua.
Chihuahua es el tercer estado con mayor cantidad de purificadoras (195), detrás de Sinaloa (311) y Durango (241), ya que su tamaño y naturaleza semidesértica dificultan el traslado de agua y por lo que se necesita una solución local para el abastecimiento del recurso.
Una falla generalizada consiste en su funcionamiento por debajo de la capacidad instalada. En Ciudad Juárez operan siete limpiadoras, de las que solo tres operan adecuadamente, según Conagua.
Además, Hidalgo posee 73, de las que Tepeji hospeda 13 y ocho trabajan a volumen total. Tulancingo solo alberga una, que funciona por debajo de capacidad.
Finalmente, Puebla aloja 149 plantas, cuya mayoría son pequeñas y operan a toda capacidad.
Oswald sugiere la elaboración de planes subregionales maestros para manejar el proceso del agua.
Hay que tomar en cuenta el recurso, el balance hídrico, el impacto en la salud humana, animal y vegetal. Pero aún en estas zonas (de agua abundante), hay una época de lluvia donde hay una gran concentración de agua y en época de seca hay que manejarla, - plantea.
Por su parte, Müller propone el análisis del uso final.
El agua tratada sirve para la agricultura, por ejemplo, así que pueden tratar su propia agua. Se debe apostar por las soluciones basadas en la naturaleza, la conservación del agua y los espacios que la generan, pero el país está muy rezagado. La prioridad es el consumo humano, pero en orden de prelación debe subir de nivel la conservación natural para que retribuya el consumo. Si la industria acapara toda el agua, ¿qué deja para otros sectores?, - cuestiona.
Texto: Emilio Godoy
Fotografías: Archivo EL UNIVERSAL
Diseño Web: Alejandro Sandoval